El cerdo, o quita hambre, como tantas veces se le llamó, es bodega de desfavorecidos.
Recuerdo mi niñez cuando el día antes de la matanza, los cerdos gordos se traían del campo y se dejaban 24 horas en ayuno antes del sacrificio, se reunían las aulagas que habían sido cortadas con tiempo suficiente para que secaran. Se bajaban del "doblao" (soberao) y lavaban lebrillos, calderos, artesas, cuchillos, orzas..
la noche antes se pelaban ajos en abundancia y se molian pimientas , cominos y otras especias. La casa rezumaba esencias y aromas de monte, olores de la india ...
Cuando amanecía, se empezaba por poner a calentar agua en el "casillon del corral de arriba" y, como si de un rito se tratara, se escanciaba el aguardiente y se ofrecian borrachos y tortas de aceite. Era el momento en el que iba llegando la gente, normalmente vecinos y amigos que se ayudaban mutuamente. Entre ellos se encontraba "el matao", con sus cuchillos y chaira, preparado la mesa de cuatro patas junto con el Lebrillo para recoger la sangre, para hacer las morcillas, porque, como ya dice el saber popular, “del cochino se aprovecha hasta los andares”.
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